FELISHIELD

El creciente interés por la tecnología de radiofrecuencia se deriva de su propia naturaleza, ya que construye un «puente» directo y automático entre los objetos del mundo físico y analógico y el mundo digital y no visible de los datos. Los ámbitos de aplicación son potencialmente ilimitados, del mismo modo que los beneficios de las organizaciones y del sistema económico en su conjunto parecen ser ilimitados.  Los sistemas de identificación por radiofrecuencia se han vuelto recientemente cada vez más importantes para el mundo manufacturero, especialmente en el sector de los pagos, evolucionando hacia aplicaciones cada vez más avanzadas. Sin embargo, no se puede decir que esta tecnología sea conocida por el público, que con frecuencia entra en contacto con sus aplicaciones sin ser consciente de ella. Así que cada vez más usuarios se encuentran teniendo que utilizar nuevas tecnologías sin ser plenamente conscientes de las características técnicas y de los problemas que surgen de su propio uso. Esta es la razón por la que es importante estar informado con el fin de proteger contra cualquier vulnerabilidad en la propia tecnología. Las tarjetas de crédito «contactless» de última generación utilizan la tecnología de radiofrecuencia Near Field Communication (NFC), que le permite realizar pagos acercando su tarjeta al lector sin tener que introducir un código PIN. En las fichas colocadas en las tarjetas, se almacenan datos bancarios personales, que son extremadamente sensibles y es importante protegerlos de cualquier atacante que pueda tomar posesión de ellos y luego cometer fraude a expensas del propietario desprevenido. Precisamente porque los datos se transmiten sin contacto directo, un atacante con la ayuda de un equipo especial, como un teléfono inteligente común, puede acercarse desde la parte posterior al bolsillo en el que esté la cartera o el bolso y con un simple gesto es capaz de «robar» información bancaria personal que reside en su tarjeta de crédito. Todo esto en pocos segundos sin siquiera tener que poner la mano en el bolso como en el pasado durante un robo.